01 dic 2024
Ofensiva rebelde
En un inesperado movimiento el grupo salafista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), junto con otras formaciones rebeldes, como el Ejército Nacional Sirio (ENS), lograron en apenas tres días arrebatar a las fuerzas oficiales de Bashar al-Asad el control de la segunda ciudad del país, Alepo.
El ataque sorpresa supone una ruptura del frente de guerra, estabilizado desde el alto el fuego pactado en 2020. El vertiginoso decaimiento de las fuerzas armadas sirias en Alepo recuerda, en cierta medida, al desmoronamiento del ejército iraquí durante la primera fase del conflicto contra el Estado Islámico, entre 2013-2014. Tras el éxito en Alepo, las facciones rebeldes han iniciado una ofensiva hacia Hama, una ciudad estratégica, a medio camino de Damasco.
Anticipar la evolución en las próximas semanas de un conflicto tan sumamente complejo es extremadamente difícil, debido a la multitud de derivadas y a los intereses enfrentados de los numerosos países que participan -de una u otra forma- en el conflicto, como Estados Unidos, Rusia, Turquía e Irán. Una de las ramificaciones que ha desencadenado estos acontecimientos es la reactivación de los enfrentamientos entre los grupos armados respaldados por Ankara, principalmente el ENS, y las milicias kurdas, reagrupadas en las denominadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS). Mientras que la prioridad de HTS, un grupo que originalmente formaba parte de Al Qaeda, es avanzar hacia Damasco para derrocar al régimen autocrático de Bashar al-Asad, los movimientos del ENS en las últimas horas se han centrado, más bien, en debilitar las posiciones kurdas en las cercanías de Alepo.
Por su parte, el régimen sirio está intentando reagrupar sus fuerzas para frenar la ofensiva rebelde. Sin embargo, su capacidad militar es considerablemente menor respecto a hace un año, mermado por la debilidad de sus dos mayores valedores: Rusia y Hezbolá. Cabe recordar que Moscú ha retirado a buena parte de su contingente desplegado en Siria para reforzar sus opciones militares en Ucrania, y, Hezbolá se encuentra en un momento de considerable fragilidad, desgastado por la guerra con Israel. En este complejo entramado, las últimas informaciones apuntan a la llegada en apoyo del ejército sirio de centenares de combatientes de las milicias iraquíes vinculadas a Irán.